Desde hace unas semanas han comenzado a caer de los nidos los pollitos de algunas aves.

Como recomendamos en otras ocasiones, si el ave es volandera. Es decir es capaz de dar saltos o caminar (según la especie) y vuelos muy cortos, lo más probable es que sus padres estén cerca y le alimenten, por lo que no deben cogerse salvo que estén en verdadero peligro, con gatos cerca, o en plena carretera... En cuyo caso lo mejor es ponerlos en un lugar seguro lo más próximo a donde le hemos encontrado para que sus progenitores les sigan alimentando.

En el caso de que el pollito no tenga plumas al caer del nido en los primeros días de vida. La posibilidad de supervivencia es más bien pequeña ya que al no poder amortiguar el golpe de la caída es probable que se haya dañado gravemente por el golpe. En ese caso podemos intentar salvarlo aunque las posibilidades son más bien escasas. La paciencia es la mayor aliada ya que hay que alimentarlo cada dos horas más o menos, excepto por la noche...

Siempre con mucho cuidado de no dañar su pico y con papillas adecuadas para la alimentación de crías de aves (siempre consultar con un experto antes de embargarse en una aventura que pueda dañar al animal).

En caso de éxito, en cuanto pueda volar, y alimentarse solo hay que proceder a su suelta en la zona donde se encontró.

Jilgueros, gorriones, pardillos, mirlos o palomas pueden ser algunos de los salvados, a los que ya se han unido los vencejos que tienen un buen índice de caídas a principios de verano.

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